El barrio más antiguo de la ciudad, pleno de misterios por descubrir.
Todo es interesante en esa zona donde se cruzan los barrios de San Telmo
y Monserrat. Comienza en las proximidades de la Plaza de Mayo, punto
central a partir del cual se fue extiendo la ciudad. Forma parte también
del casco histórico fundacional de la ciudad, integrando los edificios
más antiguos, desde los templos de los siglos XVIII y XIX, casas de
fines del siglo XIX, objetos, esquinas y leyendas. Aquí nos dedicaremos a
puntualizar lo más importante a tener en cuenta, lo que ningún
visitante inquieto debería dejar de conocer en sus bares, en sus
anticuarios, en sus mercados, en sus museos y templos, donde la
historia hilvana a través de sus construcciones y sus objetos el pasado
colonial, el prolífico acerbo de obras europeas, y los símbolos más
emblemáticos del tango. Por lo demás sugerimos caminar San Telmo sin
tiempo y entregado a vincularse con el pasado y presente de un barrio
histórico, artístico y bohemio para no dejar de disfrutar.
Este
museo es el reservorio de la historia de la ciudad y está dedicado a la
investigación, la conservación y a la difusión de la vida de los
porteños a través del “relato de sus usos y costumbres” revelados a
través de sus objetos cotidianos. Realiza diversas actividades para tal
fin, ofreciendo cursos y conferencias para el público interesado.
Desarrolla una importante tarea de investigación y de asesoramiento y se
dedica a la conservación del patrimonio histórico y arquitectónico de
la ciudad a través del rescate minucioso de objetos que simbolizan la
vida de antaño. Posee una biblioteca especializada en temas vinculados a
Buenos Aires, y una colección ecléctica integrada por viejas baldosas,
rejas, muebles, fotografías, elementos arquitectónicos, hasta un botón, o
una postal, como testimonios vivientes del modo de vivir de los
porteños.
Se trata de un edificio del siglo XIX de marcadas influencias
afrancesadas e italianas que cuenta con un local en planta baja donde
funciona la farmacia “La Estrella”, que conserva sus características y
el mismo mobiliaro original de principios del siglo pasado. Pertenece al
patrimonio del Museo de la Ciudad, pero sigue ejerciendo sus
actividades comerciales de farmacia y droguería. En el primer piso se
encuentra la vivienda donde funciona la sede principal del museo.
Cabe destacar que toda la construcción es parte de un conjunto de
edificios de gran valor histórico y patrimonial conformado por los Altos
de Elorriaga y la casa de María Josefa Ezcurra, que datan de 1812 y
1830 respectivamente, y que se encuentran en proceso de restauración con
el objeto de ser recuperarlos para la actividad museológica.
En el año 1970, gracias a la iniciativa de su director y creador, el
arquitecto José María Peña, el museo dio creación a la Feria de
antigüedades de San Pedro Telmo que se realiza todos los domingos con
más de 250 puestos de venta. También gracias a su iniciativa, comenzó a
celebrarse la Feria de las Artes los días viernes y domingos en la
Plazoleta San Francisco donde se reúnen pintores, escultores y
fotógrafos que exhiben sus obras. El museo de la ciudad abre sus puertas
al público para visitar su colección y hacer uso de su biblioteca de
lunes a domingos en el horario de 10:00 a 18:00 horas.
Se trata de la iglesia más antigua de la ciudad, y forma parte de la
Manzana de las Luces. Obra del jesuita Krauss, y de los italianos
Bianchi y Prímoli. Está conformada por una planta en cruz latina, una
nave principal y dos laterales, cada una de ellas con cinco capillas y
un ábside rectangular. La fachada responde a las influencias barrocas
bávaras, impuesta por los jesuitas. Fue testigo de la inauguración de la
Universidad de Buenos Aires.
Parque Lezama
Algunos historiadores aseguran que fue en estas barrancas naturales
donde Don Pedro de Mendoza realizó el primer asentamiento de la ciudad,
tal vez porque se trataba del punto más alto de la costa desde donde
podía dominarse toda la vista del Rio de la Plata. Otros son seguidores
de la teoría que fue en la Vuelta de Rocha, en el barrio de la Boca.
Dicen que en un principio fue llamada “La punta de Santa Catalina”. Lo
cierto es el actual Parque Lezama es un lugar con mucha historia.
Fue depósito de negros esclavos, luego escenario de una de las batallas
de la Primera Invasión Inglesa, emprendida por el General Beresford, y
transforma el inglés David MacKinley en una quinta de su propiedad,
sobre la cual hizo flamear un a bandera inglesa, que le valió ser
llamada popularmente “la quinta de los ingleses”.
En 1857 fue adquirida por un comerciante salteño llamado José Gregorio
Lezama, quien amplió la propiedad (hoy transformada en Museo Histórico
Nacional) y emprendió una importante tarea de cuidado de los árboles y
plantas existentes acompañada por una tarea de forestación que le otorgo
frondosidad y riqueza por la incorporación de especies exóticas al
parque, además de sumarle escalinatas, lagos y glorietas, entre otros
detalles que le han otorgado la riqueza y belleza que mantiene en la
actualidad. Después de la muerte de Lezama, su viuda, Angela Álzaga,
vendió el predio a la Comuna bajo la condición que fuera destinado a un
parque público que debía llevar el nombre de su marido.
En este parque transcurre gran parte de la obra “Sobre héroes y tumbas”
del escritor Ernesto Sábato.
Cuenta además con un anfiteatro que tiene capacidad para 6000 personas,
donde se llevan a cabo, distintos espectáculos musicales organizados por
el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
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